Por medio de la Santísima Virgen María se comienza un nuevo vivir para llevar una vida santa, donde se permite el verdadero encuentro con Dios y teniendo con ella la presencia del Espíritu Santo que brota de la cruz a través del misterio del amor. En ella se producen frutos de toda clase y su obrar es el crecimiento en el conocimiento pleno de Dios.
Vivir y obrar con María
Es una imitación de la Santísima Virgen en toda su manera de obrar, en su “espíritu”. Es decir, que nosotros vayamos revistiéndonos de su manera de ser, sus sentimientos, sus pensamientos, sus actitudes profundas, en su íntima y estrecha comunión y unidad.
Vamos gota a gota, asimilando su corazón, su mente, su fe, su humildad profunda, su dignidad en todas sus acciones, su modestia, su alegría y su pureza inmaculada. Con cada uno de estos pasos poco a poco llegaremos a ser reflejo de la Santísima Virgen.
El espíritu en nosotros es la lámpara de Yahvé: escudriña los rincones de nuestro interior
Proverbios 20, 27
Vivir y obrar por María
Por María somos guiados por el Espíritu de Dios siendo hijos e hijas de Dios, esto implica la “docilidad” total de la Santísima Virgen o sea el Espíritu Santo a través de ella.
En cambio la sabiduría que viene de arriba es, capaz de comprender a los demás y de aceptarnos; está llena de indulgencia y produce buenas obras
Santiago 3, 17
Esto nos implica renunciar al propio espíritu, mentalidad, ideas, proyectos, caprichos, gustos, instintos, costumbres, intenciones, renuncia total así mismo, entrar en un camino de muerte al “yo”, para que sea María, y por ella, Cristo quien viva en nosotros.
Vivir y obrar para María
Con la Virgen María podemos vivir en gracia, “entregados” por ella a Dios en una inmolación, sacrificio, donación total de todo nuestro ser, de todo nuestro obrar, de todo nuestro haber.
Es realmente una consagración, Don total de sí mismos que nos hará poder repetir sinceramente “todo tuyo” que significa “Totus Tuus”.
Y es así que ella nos enseña a desprendernos de todo: egoísmo, orgullo, búsqueda personal, interés propio, amor propio, renuncia total a todo lo que no es de Dios; tomando un sentido de pertenencia en calidad de esclavos de amor, de obediencia filial, de docilidad total a Cristo y a María.
Innumerables son estos testigos, y nos envuelven como una nube. Depongamos, pues, toda carga inútil, y en especial las amarras del pecado, para correr hasta el final la prueba que nos espera. Levantemos la mirada hacia Jesús, que dirige esta competición de la fe y la lleva a su término.
El escogió la cruz en vez de la felicidad que se le ofrecía; no tuvo miedo a la humillación, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Piensen en Jesús, que sufrió tantas contradicciones de parte de gente mala, y no les faltarán las fuerzas ni el ánimo
Hebreos 12, 1-3
Vivir y obrar en María
Encontramos en ella el modelo espiritual en el misterio de Dios Trino. El Padre está en Cristo y Cristo en el Padre, yo en ellos y Tú en mí para que sean consumados en la unidad.
También María en ellos y ellos en María, como María en Cristo y Cristo en María, yo en ellos, es decir ante todo en María está plenamente Jesús y con Ella, Él está en nosotros.
El que permanece “en mí” da mucho fruto; en Cristo, y por tanto En María, pues Ella y Él son inseparables.
Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti. Que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado
Juan 17,21
Son muchas las enseñanzas que recibimos del Señor a través de la Virgen María donde encontramos grandes riquezas que nos motivan a entregarnos de corazón para recibir la gracia de ser santos e inmaculados.
Por Luxandra Pineda
Comunidad María Reina de la Paz
[…] Es confiar nuestras vidas a la intercesión de la Virgen María ante su hijo Jesús, afianzándonos en su amor y buscando imitar su ejemplo de vida a través de sus virtudes de la humildad, la obediencia y la fe. […]