Fuerza corazon DiosLa fuerza viene del corazón y de Dios

¿Cuántas veces en nuestra vida como hombres y mujeres, hemos realizado proyectos basados en nuestra fuerza o esperanza que idealizamos para lograr nuestras metas? Muy seguramente las hemos alcanzado, causando daño a los demás, en forma consciente o inconsciente dejándonos llevar de nuestras astucia humana, en vez de las de Dios y las del corazón.

Esta es la forma más común en que nos ha tocado utilizar, para poder sobrevivir, pero al mismo tiempo, pensamos que nos ha tocado solos, enfrentar los momentos tanto fuertes como débiles para hallar un resultado final en todo, porque desconocemos lo que realmente es fuerte en nuestra vida, Cristo Jesús.

Los jóvenes se cansan, se fatigan, los valientes tropiezan y vacilan, mientras a los que esperan en Yahveh El les renovará el vigor, subirán con alas como de águilas, correrán sin fatigarse, y andarán sin cansarse

Isaías 40, 30-31

No somos fuertes en los momentos en que hemos logrado nuestros bienes materiales o alcanzando logros profesionales. Cada día necesitamos ser despojados de todo lo que nos causa engaño a nosotros mismos y muchas veces que no le agrada a Dios.

Cuando uno fuerte y bien armado custodia su palacio, sus bienes están en seguro; pero si llega uno más fuerte que él y le vence, le quita las armas en las que estaba confiado y reparte sus despojos.

Lucas 11, 21-22

No huir de las preocupaciones

En nuestra vida, no podemos huir a los problemas, persecuciones, dificultades, dolores y angustias, sino que a través de ellas nos hacemos fuertes dando soluciones y respuestas sabias, formándonos hombres sensatos.

Pero Él me dijo: mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza. Por tanto, con sumo gusto seguiré gloriándome sobre todo en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo. Por eso me complazco en mis flaquezas, en las injurias, en las necesidades, en las persecuciones y las angustias sufridas por Cristo; pues, cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte

2 Corintios 12, 9-10

Nos creemos fuertes cuando realmente estamos derrotados, y vemos en el otro, debilidades que realmente son las propias.

Nosotros los fuertes, debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles y no buscar nuestro propio agrado.

Romanos 15, 1

Nuestra fuerza viene de Dios

Qué tan difícil es reconocer lo débil que somos en nuestro interior, incluso llegamos a causarnos daño, pero tan fuerte es reconocer la presencia de Dios en nuestras vidas que nos da el verdadero conocimiento para entender que solos no podemos.

Porque la necedad Divina es más sabía que la sabiduría de los hombres, y la debilidad Divina, más fuerte que la fuerza de los hombres

1 Corintios 1, 25

No hay que valorar la fuerza que hay en nuestros hermanos por lo que tienen, sino por lo que habita en su corazón, es ahí donde debemos empezar a sembrar la fuerza que nos da el Señor para amar y compartir lo que tenemos.

Se siembra vileza, resucita gloria; se siembra debilidad, resucita fortaleza; se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual. Pues si hay un cuerpo natural hay también un cuerpo espiritual

1 Corintios 15, 43-44

Realmente nos debemos dejar conducir por la Gracia del Verbo Encarnado que es Cristo Jesús, quien nos ha dejado la acción de su Espíritu Santo para fortalecernos y conducirnos al camino, la verdad y la vida. Nuestra fuerza viene de Dios y del corazón.

Por Luxandra Pineda

Comunidad María Reina de la Paz

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