Que hermoso es entrar como familia consagrada al amor del Inmaculado Corazón de María para ser imitadores de ella con un espíritu de oración y contemplación a través del Santo Escapulario.
Estos son los que no se mancharon con mujeres, pues son vírgenes. Estos siguen al Cordero a dondequiera que vaya, y han sido rescatados de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero, y en su boca no se encontró mentira: no tienen mancha
Apocalipsis 14, 4-5
Después de haber hablado del papel de la Virgen María en el Misterio de Cristo y del Espíritu, conviene considerar ahora su lugar en el Misterio de la Iglesia.
Se la reconoce y se la venera como verdadera Madre de Dios y del Redentor más aún, es verdaderamente la madre de los miembros (de Cristo) porque colaboró con su amor a que nacieran en la iglesia de los creyentes, miembros de aquella cabeza
Catecismo de la Iglesia Católica 963
Historia del Santo Escapulario
De aquí partimos a conocer la verdadera historia donde nace la gracia del Santo Escapulario de la Virgen Santísima:
En la madrugada del día 16 de julio de 1251 Nuestra Señora se apareció al santo carmelita inglés, Simón Stock. Le entregó el milagroso Escapulario del Carmen.
San Simón Stock era, por aquel entonces, Superior General de la Orden del Carmen. El estaba en una situación de mucha aflicción, ya que su Orden pasaba por dificultades muy serias, pues era despreciada, perseguida e incluso se veía amenazada con extinguirse.
Hombre de fe viva, San Simón no cesaba de implorar socorro a la Santísima Virgen y también le pedía una señal sensible de que sería atendido.
Conmovida por las angustiadas súplicas de este hijo suyo tan fervoroso, Nuestra Señora le trajo del Cielo el santo Escapulario y le dirigió estas palabras:
Todos los que mueran revestidos de este Escapulario no padecerán el fuego del Infierno. Es una señal de salvación, refugio de los peligros, alianza de paz y pacto para siempre.»
Trayectoria, en señal de alianza de Nuestra Señora con los carmelitas y con toda la humanidad.
Promesas del Santo Escapulario
Setenta años después, Nuestra Señora se le apareció al Papa Juan XXII y le hizo una nueva promesa, considerada como complemento de la primera:
Yo, como tierna Madre de los carmelitas, bajaré al purgatorio el primer sábado después de su muerte y los libraré y conduciré al Monte Santo de la vida eterna.
Esta segunda promesa de Nuestra Señora dio origen a la célebre Bula Sabatina del Papa Juan XXII, publicada el 3 de marzo de 1322. Años después fue confirmada posteriormente por otros Pontífices como Alejandro V, Clemente VII y Pablo III.
Al comienzo, el Escapulario era uso exclusivo de los religiosos carmelitas. Posteriormente, la Iglesia, con el deseo de extender los privilegios y beneficios espirituales de ese uso a todos los católicos, simplificó su tamaño y autorizó que su recepción estuviese al alcance de todos.
Entre las prácticas y ejercicios de piedad marianas, recomendados por el Concilio Vaticano II, las palabras de Pablo VI:
Creemos que entre estas formas de piedad marina deben contarse expresamente el Rosario y el uso devoto del Escapulario del Carmen.
Entre las más antiguas formas de culto, especial y necesaria a María Santísima, que cooperan a que
Al ser honrada la Madre, sea mejor conocido, amado, glorificado el Hijo, y que, a la vez, sean mejor cumplidos sus mandamientos
Lumen Gentium 66
Fórmula breve para la imposición
«Recibe este Escapulario, signo de una relación especial con María, la Madre de Jesús, a quién te comprometes a imitar. Que este Escapulario te recuerde tu dignidad de cristiano, tu dedicación al servicio de los demás y a la imitación de María.
¡Llévalo! como señal de su protección y como signo de tu pertenencia a la familia del Carmelo, dispuesto a cumplir la voluntad de Dios y a empeñarte en el trabajo por la construcción de un mundo que responda a su plan de fraternidad, justicia y paz.»
Por Luxandra Pineda
Comunidad María Reina de la Paz