María es el camino que nos invita a la oración de corazón, alma y espíritu, en todo momento de nuestra vida. María nos lleva a la oración que nos sumerge en el plan de Dios, nos pone en conformidad con el plan de Dios y nos sumerge en el plan de Dios para participar con Dios.
Esta maternidad de María perdura sin cesar en la economía de la gracia, desde el consentimiento que dio fielmente en la Anunciación, y que mantuvo sin vacilar al pie de la cruz. Por eso la santísima Virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora.
Catecismo de la Iglesia Católica 969
Siempre en oración y súplica, orando en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos con perseverancia e intercediendo por todos los santos, y también por mí para que me sea dada la palabra al abrir mi boca y pueda dar a conocer con valentía el Misterio del Evangelio
Efesios 6, 18-19
María ora y entrega el problema de nosotros a Jesús, no aconseja posibles soluciones sino que deja en libertad a Dios para que obre de acuerdo a su voluntad. María espera confiada en Jesús, la oración consiste en confiar, positiva y esperanzadora la respuesta amorosa de Dios.
Ella se deja sorprender por Dios ante el actuar. María se deja sorprender ante lo que Dios hace por nosotros, nos lleva a vivir agradecidos con nuestro Padre con alabanza, con gozo, con testimonio.
María fuente de intercesión
Hay una forma de oración que nos estimula particularmente a la entrega evangelizadora y nos motiva a buscar el bien de los demás: es la intercesión. Miremos por un momento el interior de un gran evangelizador como San Pablo, para percibir cómo era su oración. Esa oración estaba llena de seres humanos:
En todas mis oraciones siempre pido con alegría por todos vosotros, y es justo que yo sienta así de todos vosotros, pues os llevo en mi corazón participes como sois todos de mi gracia
Filipenses 1, 4-7
María llena del Espíritu Santo, nos lleva a que el mismo Espíritu ora en nosotros
Y de igual manera, el Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no sabemos cómo pedir para orar como conviene: más el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables
Romanos 8, 26
El Espíritu Santo conoce el interior de Dios y pide según su voluntad. Nos ayuda en nuestras flaquezas. Somos guiados por el mismo Espíritu.
Con este objetivo rogamos en todo tiempo por vosotros: que nuestro Dios os haga dignos de la vocación y lleve a termino con su poder todo vuestro deseo de hacer el bien y la actividad de la fe
2 Tesalonicenses 1, 11
María nos lleva a la Nueva Evangelización
Con el Espíritu Santo, en medio del pueblo siempre esta María. Ella reunía a los discípulos para invocarlo y así hizo posible la explosión misionera que se produjo en Pentecostés. Ella es la Madre de la iglesia evangelizadora y sin ella no terminamos de comprender el espíritu de la nueva evangelización.
Evangelii Gaudium 284
María nos hace ver que cuando estemos en oración hay tres personas que están intercediendo por nosotros que son María Santísima, el Espíritu Santo y Nuestro Señor Jesucristo que es el mediador ante el Padre. Nunca podemos decir que estamos cansados de orar o que Dios no nos escucha, somos nosotros que no oramos con fe.
Luxandra Pineda Galindo
Comunidad María Reina de la Paz