Los dogmas marianos son luces de nuestra fe. ¡Conozcámoslos!

Encontramos que el significado de la palabra dogma es el punto fundamental de doctrina religiosa o filosófica. Pero el magisterio de la Iglesia nos habla de dogmas de fe. Es decir, cuando se propone, de una forma que obliga al pueblo cristiano a una adhesión irrevocable de fe, verdades contenidas en la revelación divina o verdades que tienen con ellas un vínculo necesario. Dentro de ellos la Iglesia ha proclamado 4 dogmas marianos.

Los dogmas son luces en el camino de nuestra fe, lo iluminan y lo hacen seguro. De modo inverso, si nuestra vida es recta, nuestra inteligencia y nuestro corazón estará abierto, para acoger la luz de los dogmas de la fe.

Decía, pues, Jesús a los judíos que habían creído en él: Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.

Juan 8, 31-32

Existe un orden o jerarquía de las verdades de la doctrina católica, puesto que es diversa su conexión con el fundamento de la fe cristiana (Catecismo de la Iglesia Católica, 88 ss).

Los dogmas marianos, autorizados por nuestra Iglesia son:

1. La Inmaculada Concepción

Proclamado solemnemente el 8 de diciembre de 1.854 en la Bula “Inefabilis Deus” por el Papa Pio IX. La Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por gracia de Dios Omnipotente y Cristo Jesús, salvador del género humano.

El alma de María fue creada por Dios Padre y la infunde en la materia orgánica procedente de los padres, y fue concebida en el vientre de su madre Santa Ana, de ahí María quedó preservada de toda carencia de gracia santificante. La concepción es el momento en que comienza la vida humana.

La Virgen Inmaculada, suave luz que anuncia victoria sobre el pecado y la muerte, ella es la alegre aurora que anuncia y prepara, sus luces y colores no son propios, sino del sol. La aurora es algo inherente, sin el sol nada sería.

Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza

Apocalipsis 12, 1

2. La Virginidad perpetua de María

Proclamado en el concilio de Constantinopla siglo IV y en el II Concilio de Letrán. La Iglesia guiada por el Espíritu Santo toma en cuenta la biblia y la tradición apostólica para dar fundamento a una correcta interpretación de la revelación; esto significa que María fue siempre virgen; antes, durante y después de dar a luz a Jesucristo.

Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: José, Hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados

Mateo 1, 20-21

3. La Maternidad Divina

Proclamada en el Concilio de Éfeso, en el año 431 por el Papa Celestino I. Su celebración es el 1 de Enero. Jesús es la palabra hecha carne, la palabra que asumió la naturaleza humana en el vientre de María.

Como María es verdaderamente la madre de Jesús, y Jesús es verdadero Dios desde el primer momento de su concepción, María es en verdad la Madre de Dios y Maternidad Divina.

La cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios. Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad

Juan 1, 13-14

4. La Asunción al cielo

Proclamado el 1 de noviembre de 1.950 por Pio XII, su celebración es el 15 de Agosto. Cumplió el curso de su vida terrena, fue subida en cuerpo y alma a la gloria celestial. Este traslado es llamado Assumptio Beatae Mariae Virginis (Asunción de la Bienaventurada Virgen María).

María Asunta a los cielos gloriosa mujer del apocalipsis; hija del rey, engalanada; triunfadora del dragón infernal; la niña preferida de Dios y rinde gracias con un magníficat de gratitud. María constituye una participación singular en la resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección de los cristianos.

Nos damos cuenta nosotros los cristianos católicos que, a través de los dogmas de fe y especialmente marianos, vivimos la riqueza que tenemos de la Virgen Santísima en nuestra Iglesia. 

Por Luxandra Pineda

Comunidad María Reina de la Paz