Cuando hablamos de pasión, podemos encontrar su definición referenciada como un sentimiento capaz de dominar la voluntad y la razón. Pero en el sentido bíblico, la Pasión hace referencia a los sufrimientos vividos por Jesús desde la última cena hasta su crucifixión y muerte. ¿Cómo la vivimos?
Los episodios de la Pasión de Cristo se pueden enumerar de la siguiente manera: La traición de Judas, La negación de pedro, la oración en el huerto, su captura, su juicio, su condena a muerte, la vía dolorosa y la crucifixión.
Cada Viernes Santo, como católicos recordamos los sufrimientos de Cristo y algunos incluso lo hacen cada viernes de cuaresma en la oración del Santo Viacrucis. ¿Pero simplemente lo recordamos, lo damos por sentado o lo vivimos con El?
La tradición católica heredada, ha llevado a muchos a reconocer la existencia de la Cuaresma, la Semana Santa e incluso se abstiene de comer carne cada viernes de cuaresma. Pero más allá de la tradición, no vivimos la pasión, no reconocemos el sufrimiento de Jesús por cada uno de nosotros.
No vemos en esa pasión al hermano que sufre, ni nos reconocemos a nosotros mismos en nuestro pecado que fue perdonado por su muerte. Es esa la indiferencia que vivimos muchos católicos en la Semana Santa: playa, brisa, paseos y descanso. Indiferentes al sufrimiento de Jesús y de los hermanos.
Dentro de esa misma tradición, podemos reconocer a los que viven la Pasión a través de la curiosidad. Es su costumbre visitar los siete monumentos todos en un día si es posible, sin reparar en el significado de cada uno. Muchos se detienen a mirar las procesiones, de pronto porque les toca dar paso a la caravana de personas sin entender porque lo hacen.
¿Cómo acompañar a Jesús en la Pasión?
En este tiempo de reflexión, podemos encontrar muchas maneras de vivir la pasión, pero a raíz de esta reflexión personal ¿Cómo espera Cristo que lo acompañemos?
Debemos partir del hecho que la Pasión no es un día, ni una semana. La pasión se comienza a vivir desde su preparación el mismo Miércoles de Ceniza hasta la resurrección. Como católicos practicantes debemos conocer el significado de cada evento de la Semana Mayor y participar comprometidos, en disposición de vivir con Cristo ese sufrimiento. Reconocernos pecadores pero también reconocer su sacrificio salvador.
Darle el valor a cada dolor de Jesús y aceptar su inmolación como regalo para nuestra salvación; y de esta manera trabajar en nuestro fortalecimiento espiritual, para apartarnos del pecado; porque vivir con Cristo su pasión, es también verlo como la vive cada día por cada uno de nuestros pecados.
Signos presentes para vivir la Pasión
En Mateo 26, 17-19, Jesús les entrega instrucciones a los discípulos para la preparación de la pascua judía. De esta misma forma, nosotros como cristianos, tenemos muchas maneras de prepáranos para vivir la semana de pasión, nuestra Iglesia nos ha brindado herramientas para esto.
Dentro de ellos se encuentran la ceniza, “Conviértete y cree en el evangelio”, la meditación del vía crucis, los sacrificios espirituales y corporales, como el ayuno. Los sacrificios que podemos ofrecer para unirnos a ese dolor son representativos a los ojos de Dios, privarnos de cosas que nos gustan y de algunos beneficios, no solo educan la carne si no también el espíritu, educa nuestra fuerza de voluntad para que las pasiones terrenales no nos haga ceder al pecado y nos fortalezcamos en cuerpo y espíritu.
Esa es la vida del cristiano, es nuestro deber adquirido, cono nos dicen en la Eucaristía, Por Cristo, Con El y En El, esa es la manera en que vivimos la Pasión de Jesús.
Manuel Linares
Comunidad María Reina de la Paz