Nuestra vida ha estado centrada en conseguir dinero y trabajar para buscar un mejor bienestar. A medida que va creciendo nuestra carrera profesional o nuestro negocio, nuestras necesidades van en aumento. Muchas veces la ausencia de estos nos deja en una larga e interminable cantidad de deudas cada día, lo cual nos lleva a buscar sanación económica.
Sin embargo, hemos olvidado que Dios es el dueño absoluto de todo como lo dice la Palabra:
¡Míos son el oro y la plata! ¡Oráculo de Yahve!
Ageo 2,8
La mayoría de nuestros planes los hemos realizado a nuestro acomodo y se nos ha olvidado que Dios es quien dispone el lugar y el momento para darnos su bendición, y olvidamos que somos los administradores de toda la riqueza que El nos ha dado para multiplicarla. Muchas veces ha sucedido por nuestras actitudes, nuestras prioridades o los planes por lo cual no oramos.
En medio de las dificultades buscamos al Señor, solicitando ayuda, pero a veces se nos olvida pedirle perdón por gastar sin planear y dejarnos llevar en un remolino de deudas para satisfacer nuestros gustos materiales, las ganas de tener más solo por la ambición muchas veces de poder y dejamos que el dios dinero controle nuestra vida.
Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno y amará al otro, o bien despreciará a uno y se apegará al otro». «No podéis servir a Dios y al dinero.»
Mateo 6, 24
Esto conlleva a que veamos que lo que trabajamos no alcance para nuestras necesidades, vivimos endeudados todo el tiempo, lo que ganamos no nos rinde, no vemos el resultado de nuestro dinero. Ahora te preguntarás: ¿Pero si el dinero es un mal necesario, porque no prospero en mis planes?
Debo revisar que mandamientos no estoy cumpliendo
Revisemos la posible causa raíz de estas acciones: nuestra desobediencia en cumplir los mandamientos, lo cual evita que nos llenemos de bendiciones. Aquí podemos ver que estas causas se relacionan a los mandamientos, que no solamente hace alusión al séptimo “No robarás”
- Amarás a Dios sobre todas las cosas: No rechazar de forma rotunda aquellas prácticas que ofenden a Dios y permitir que se vuelvan ayudas para mejorar nuestro hogar, nuestra economía (brujerías, nueva era, agüeros, entre otros)
- No matarás: aquí no solo se habla de forma física, sino también matamos cuando afectamos la salud física o psicológica del otro por tener un beneficio propio a costa del otro.
- No cometerás actos impuros: va más allá de desear la mujer u hombre del prójimo. Allí también están las adicciones (drogas, alcohol, ludopatía, compras, entre otras) que no solamente afecta nuestro hogar y nuestra economía que no deja que se prioricen las necesidades. Gastar y gastar sin parar, pagando diferidos a muchas cuotas haciendo una bola de nieve en deudas en un tiempo.
- No robarás: cuando no cumplimos nuestras obligaciones, prestar dinero a usura, sacar provecho del otro en medio de una situación, obtener dinero de forma no legal.
- No darás falso testimonio ni mentiras: también está relacionado a renegar y quejar en vez de bendecir lo que recibimos por nuestro trabajo o negocio.
Ahorrar y compartir una mejor opción
Sin darnos cuenta, estamos faltando en los mandamientos, dando prioridad a nuestros bienes y no a las cosas del Señor. Donde lo primero que deberíamos hacer es colocar nuestros planes en sus manos y sea El quien lo disponga todo para llenarnos no solamente de bendiciones físicas y espirituales sino también materiales, en medio de tiempos de tanta dificultad.
Esto también implica que también generemos un ahorro para los tiempos difíciles y no olvidar que en la Palabra nos hace un llamado a que esas bendiciones económicas que recibimos sean compartidas en buenas obras.
Dios puede darles a ustedes con abundancia de toda clase de bendiciones, para que tengan siempre todo lo necesario y además les sobre para ayudar en toda clase de obras.
2 Corintios 9, 8
Así que la invitación hoy es a revisar en que estamos fallando, para tener esa sanación económica que Dios tiene para nosotros.
Ana Yanneth González Sáenz
Comunidad María Reina de la Paz