El hombre en su afán de éxito ha buscado formas, teorías para lograr mayores ganancias de sus actividades comerciales. Por ello es tan importante que el empresario actúe con justicia.
En este camino vertiginoso, ha encontrado ideas para someter a sus semejantes. Ésta forma de proceder injusta, ha traído consecuencias al hombre.
La pobreza, la desigualdad, la frustración de socios y trabajadores son solo algunos de los resultados de su aplicación.
En los modelos de administración actuales que se pueden aplicar a las empresas, nunca he encontrado un modelo que sea tomado con base a la enseñanza de la palabra de Dios.
La mayoría sólo hablan de ganancias, control, disminución de la pérdida de tiempo y dinero, en fin nada cercano a lo humano o a lo divino.
Ahora bien, tomemos la palabra e intentemos dar una breve respuesta a la pregunta y ¿cuál es el modelo que propone la Sagrada Escritura?
Lo primero que debemos es reconocer con humildad que Dios es la fuente de todo conocimiento y entendimiento.
Esto nos muestra con claridad que no son las ideas de los hombres, ni mucho menos a aplicación de estas ideas las que producen resultados grandiosos en nuestras vidas o negocios.
Reconocer el poder de Dios y nunca apartarnos de él, es la única forma de mantenernos en el camino de salvación. El favor de Dios sólo viene a nosotros cuando Él ve virtud y justicia en nuestro diario actuar.
Cumpliendo estos breves preceptos, no tardaremos en encontrar y comprender perlas de la escritura. Entender el verdadero valor de la generosidad y de la caridad, es fundamental para asegurar la prosperidad y la continuidad empresarial.
Dios da generosamente a quien no tiene las manos cerradas para dar. Dios se complace en abrir las puertas del cielo a aquel que es capaz de compartir sus bendiciones con su prójimo.
Les dio mandamientos con respecto a su prójimo, diciéndoles -eviten cual quiera cosa injusta
Sirácida 17, 14
Evitar la injusticia sobre el colaborador empresarial es una tarea diaria. Tanto en el trato (buenos modales), como en la retribución económica debidamente merecida.
Esta invitación de la palabra a obrar Justamente, señala que a los ojos de Dios, la justicia nos hace merecedores del favor de Dios.
Realizar los pagos justos conforme a lo pactado en las fechas pactadas, evitar llevar al empleado a cumplir jornadas extendidas. Nos muestra que Dios asegura ingresos suficientes para todos dentro y fuera de la empresa, sin necesidad de oprimir al empleado.
Muchas veces y según las enseñanzas del mundo, obrar mal paga bien. Sin embargo el Señor es categórico en su palabra. Él tiene el poder para hacer al pobre rico, siempre que nosotros depositemos toda nuestra confianza en Él.
Dios odia la balanza falsa, le agrada el peso justo.
Proverbios 11, 1
Cometer cualquier desviación aquí nos hace desagradables la favor de Dios. En breve notaremos como se disminuyen los ingresos y como las materias primas desaparecen a nuestros ojos sin explicación aparente.
Si en todo lo que haces obras justamente, no demorarás en llegar al éxito, tus negocios prosperarán, y tus empleados tomaran parte en tu bendición venida de Dios.
Alexander Rubiano Pedraza