Hablar de Jesús es hablar de María, Ella que lleva al verbo encarnado nacido del vientre inmaculado donde se gesta toda revelación divina, para dar luz a todas las naciones.
La Sagrada Escritura es la palabra de Dios, en cuanto es escrita por inspiración del Espíritu Santo.
María es la Llena del Espíritu Santo, donde se transmite, se interpreta y se revela las enseñanzas de Jesús a su iglesia, pastores, apóstoles y a sus ovejas.
La tradición recibe la palabra de Dios, encomendada por Cristo y el Espíritu Santo a los apóstoles, y la transmite integra a los sucesores, para que ellos, iluminados por el Espíritu de la Verdad, la conserven, la expongan y la difundan fielmente en su predicación”.
Catecismo de la Iglesia Católica 81-82
María nos lleva a Jesús
De ahí María nos dice: «Hagan lo que Él os diga». Ella lo anuncia en las bodas de Cana a todos los invitados que se encontraban reunidos, para que conocieran a su hijo Nuestro Señor Jesucristo. Él que es palabra de vida donde nace las fuentes inagotables de su amor y de su misericordia.
Hijo mío, si das acogida a mis palabras y guardas en tu memoria mis mandatos, prestando tu oído a la sabiduría, inclinando tu corazón a la prudencia
Proverbios 2, 1-2
No debemos dejar de recibir la palabra de Dios y hacerla vida. Tenemos que acompañarla en oración para que se realice el diálogo de Dios con el hombre.
María Madre de la oración nos lleva a vivir la palabra de Dios que es camino de conversión con la presencia del Espíritu Santo para ser testigos del poder de su palabra
Tomad, también, el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios, siempre en oración y súplica, orando en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos con perseverancia e intercediendo por todos los santos
Efesios 6, 17-18
La Palabra en referencia a María, se hace a través del diálogo
Un diálogo, es mucho más que la comunicación de una verdad. Se realiza por el gusto de hablar y por el bien concreto que se comunica entre los que se aman por medio de las palabras. Es un bien que no consiste en cosas, sino en las personas mismas que mutuamente se dan en el diálogo. La predicación moral o que enseña reglas así como la que interpreta la Palabra, reduce esta comunicación entre corazones que se da en la homilía y que tiene que tener un carácter cuasi sacramental.
La fe viene de la predicación, y la predicación, por la Palabra de Cristo
Romanos 10, 17
Nos invita a ver el bien de la Palabra
En la homilía, la verdad va de la mano de la belleza del bien. No se trata de verdades abstractas o de fríos silogismos. Porque se comunica también la belleza de las imágenes que el Señor utilizaba para estimular a la práctica del bien. La memoria del pueblo fiel, como la de María, debe quedar rebosante de las maravillas de Dios. Su corazón, esperanzado en la práctica alegre y posible del amor que se le comunicó, siente que toda palabra en la Escritura es primero don antes que exigencia
Evangelii Gaudium 142
María te pedimos que interceda por este pueblo que necesita conocer, vivir, testimoniar y recibir como alimento la Palabra de Dios. Para que se haga viva y resplandeciente en nuestro corazón, y podamos
Ir por todo el mundo y proclamar la Buena Nueva a toda la creación
Marcos 16, 15